Sólo siguiendo el ritmo de las nubes llegarás a alguna parte

domingo, 30 de septiembre de 2012

Aquello que es inmune a los cambios forma parte de nuestra auténtica naturaleza

Hoy, como por casualidad he recordado que escribía. He leído unas cuantas entradas y he sido consciente de por qué escribía. Libertad. Me hacía sentir libre, porque cada palabra que escribo la saco de mi interior y sé que si no la escribiera, seguiría ahí dentro en soledad. Echo de menos contarle a nadie cómo me siento, porque a veces los amigos son las últimas personas a las que nos apetece explicarles lo que realmente pasa por nuestra mente. Echo de menos la habilidad que tenía, lo rápido que mis dedos acariciaban las teclas sacando de mi interior lo que en realidad soy. Ahora me muevo con lentitud, soy torpe, las palabras no fluyen y los sentimientos no van deslizándose lentamente hacia el papel por el colador que son mis manos. Echo de menos escribir, me echo de menos a mí misma, me doy cuenta de que lo único que he estado haciendo en los últimos meses ha sido construir de nuevo la muralla que ladrillo a ladrillo había conseguido derribar (solo en parte). No quiero volver a encerrarme en mí misma, no quiero necesitar ser rescatada, ni quiero volverme inmune a mis propios sentimientos. Me extraño, me echo de menos, y por eso siento la necesidad de escribir. Poco a poco mis dedos se irán desentumeciendo y mi corazón recuperará su flujo sanguíneo habitual. Volveré a emocionarme mientras me escribo, a sonreír mientras me leo y a admirar la belleza de las nubes por la ventana, las nubes que siguen estando en el mismo cielo que hace unos meses me ayudaba a entenderme. Gracias mundo por dejar un pequeño rastro de lo que un día me inspiró.

domingo, 4 de marzo de 2012

A base de vivir sin saber, aprendemos a tener una base sobre la que vivir

Hacía mucho tiempo que no escribía aquí, que ni siquiera trataba de recordar mi contraseña. ¿Por qué? Porque no quería recordar los fantasmas del pasado, porque pensaba que si me alejaba de todo lo que había escrito, simplemente desaparecería. Me creía libre y cuando lo eres no necesitas ataduras, no tienes que desahogarte en ningún lado ni confiar en nadie. Te necesitas a ti. Crees que eres capaz de volar sin ayuda, crees que las malas y buenas contestaciones solamente te afectan a ti mismo. Supongo que se trata de cambios. De caer de ese lugar tan alto por el que estaba de visita, mi imaginación. A veces se puede confundir con la realidad, pero nadie puede vivir en las nubes eternamente... o al menos eso me está demostrando la vida.
He vuelto a necesitar bastante tiempo para darme cuenta de nadie es inmune a lo que gira a su alrededor, que nadie puede deshacerse de lo que no le gusta y sentarse a esperar con una gran sonrisa a que sus sueños se cumplan, porque no siempre se cumplen. Si sueltas un globo al cielo, caerá. ¿Pero cuántas posibilidades hay de que caiga en el mismo lugar del que partió? Dudo que alguien lo sepa, probablemente toque el suelo de pinchado, de noche y lejos de cualquier lugar conocido.
Al final, yo me he dado cuenta de la misma forma en que lo hice el día que empecé a escribir aquí, que para mí no es tiempo de volar, todavía no, me quedan demasiadas cosas por aprender, descubrir, sufrir y vivir para que llegue mi hora de volar.

sábado, 28 de enero de 2012

No se explica, se siente; no se aprende, se vive

He vuelto a pensar en aquel que hace no tanto tiempo me hacía sonreír. Porque no sé, supongo que le debo mucho sin habérselo dicho jamás (dudo que se lo vaya a decir algún día). Gracias a él aprendí que sólo debía tenerle miedo al tiempo, aunque también podía ser mi mejor aliado. Lo que nunca me enseñó pero estoy aprendiendo poco a poco, es a perderle, a echarle de menos, a pensar en él sin que lo sepa. He ido descubriendo que sin él no soy yo y que con él soy un yo que no me gusta, así que no hay remedio. Me enseñó... ¿a querer? Creo que sí, me enseñó tantas cosas que podría pasarme una vida entera diciéndolas, pero prefiero pasar toda la vida a su lado. Lástima que se acabara, que nadie encuentre el amor de su vida en la adolescencia y que todavía no exista una pastilla para olvidar determinados momentos. Sin él seguiría siendo la de antes, y aunque lo soy, mi corazón se ha ido haciendo un poco más grande desde que él entró en mi vida, porque necesitaba espacio para colocar todo el que iba dejando a su paso. Lo he intentado, lo he intentado una y mil veces, eso de pedir de perdón, de intentar volver atrás y de que las cosas sean como antes... todos menos él saben que lo he intentado. Pero ¿cómo se puede hablar con alguien que ha sido tanto como si fuera un simple amigo? Entiendo, nunca recibiré un consejo mágico que haga que las cosas cambien, porque así es como la vida sigue su curso. No lo sé, pero creo que desde que le conocí, incluso cuando lo pasaba mal, mis sueños eran más bonitos, mi sonrisas más grandes y mi esperanza diez veces mayor. Algún día, te lo prometo, nos veremos más allá de mis palabras.

Dejemos que el tiempo haga su trabajo mejor de lo que nosotros lo hacemos

He aprendido a luchar, a agarrar mis sueños y no dejarlos marchar. He aprendido y he intentado enseñar que, para llegar a lo más alto, solo hay que andar, no hacer que bajen los demás. He descubierto que nadie puede ir a ninguna parte si está solo y que un abrazo en el momento adecuado es el mejor remedio. He aprendido que, a veces, hay que tener paciencia y esperar, pero que no es bueno dejarlo todo para el último momento. Me he dado cuenta de que siempre hay motivos para sonreír, pero cuando hace falta llorar, pues se llora y punto, no tiene nada de malo. He aprendido que todos tenemos un límite y he estado cerca de alcanzarlo, aunque me haya vuelto a alejar de él. He sido capaz de dar ánimos cuando era yo quien los necesitaba y me he dado cuenta de que la amistad vale más que cualquier cosa que se pueda comprar. He descubierto que un amigo no es aquel al que le cuentas todo, es el que lo sabe sin que se lo cuentes, aunque a veces no lo diga. He aprendido a soñar y a luchar por ese sueño. He aprendido a perder, a levantarme y a ser valiente.

martes, 17 de enero de 2012

Las miradas disimuladas, las sonrisas entre palabra y palabra, el color de tus mejillas al verle, los recuerdos a traición... ¿Significan algo?

Yo nunca he tenido demasiada imaginación. Vamos a ver, si me decían "opina sobre esto" o "haz un comentario sobre lo otro" me solían decir que redactaba bien. Ahora está la cosa de escribir una historia. Recuerdo que una vez me mandaron hacer un cómic (hay que tener en cuenta que no sé dibujar) y mi historia era algo así como una chica a la que le obligaban a robar y terminaba suicidándose. La profesora no me puso muy mala nota, pero se pensó que estaba loca y deprimida, por eso dibujaba algo así. En realidad no lo estaba, simplemente vi un argumento parecido en una película el día anterior y lo hice sobre eso.
Vale, esta es una historia sin demasiado interés, pero la cosa está en que lo importante de no es ser originales, nuevos, imaginativos o expertos en lo que hacemos. Lo importante es lo que hacemos, por qué y las consecuencias. Si hubiese pensado una historia para hacer un cómic me habría quedado horrible, habría parecido que era feliz (y lo era y lo sigo siendo) y no me acordaría para nada de algo que pasó hace años.

Las acciones malas a veces nos llevan a consecuencias buenas y las acciones buenas... pues hay de todo, porque a veces decir lo que llevamos dentro no hace otra cosa que joderlo todo. Oh, ¿estoy volviendo al tema de decir lo que siento? Sí, porque ahora mismo es en lo que pienso y haber estado escribiendo unos minutos sobre algo que recuerdo como si hubiese sucedido ayer mismo (aunque fue hace tanto) me ha hecho dejar de pensar en la misma mierda que varios días atrás.
Mira, mi consejo es este: escribe lo que te dé la gana. No pienses en que alguien lo vaya a leer, en que le guste a la gente o en tener visitas o seguidores. Lo que hay que escribir es lo que nos sale en cada momento y si no te sale nada, pues no escribas, porque es una pérdida de tiempo. Si yo ahora me pongo a escribir sobre lo mentirosos que pueden ser los amigos, ¿dónde está en el interés? Carece de él, porque por supuesto que alguna persona estará pensando en su amigo mentiroso, pero yo no. ¿Es egocentrismo? Es sinceridad y a quien no le guste, pues no lo siento. La verdad es algo que tiene que ir por delante, más vale una verdad bien dicha, por mucho que te haya costado y estropees lo que tienes, que estar mintiendo. Y... una cosa debería tener mucha gente clara, ocultar la verdad en algunos casos en incluso peor que mentir. ¿Estás de acuerdo? Sí.



* Ahora es cuando miras al título y piensas una respuesta, pero bien pensada, para guardártela dentro.

sábado, 14 de enero de 2012

Hablamos por hablar, hablamos sin decir nada

Sé perfectamente de qué va esto. Sé lo que se supone que tengo que decir, eso que todos esperan que diga.
Sé que tengo que callarme, porque eso de ser tímida es lo que va conmigo. Sé que tengo que esperar a que los demás reaccionen, porque la palabra atrevida nunca me ha definido. Sé que no tengo las sonrisas permitidas hasta que los demás me den un motivo para sonreír. Sé que tengo que estudiar y que lo de quedarme despierta hasta las tantas no es habitual en mí. Sé lo que todos esperan que haga, de la misma forma que sé que tengo que callarme y escuchar los problemas ajenos. Aunque al final, también sé que hay otras cosas.
Sé que a veces me gusta perder el control, hacer cosas sin pensar y decir cualquier tontería cuando todos están en silencio. Sé que la timidez la pierdo cuando estoy con las personas que de verdad me importan y que sonrío cuando todos esperan que baje la mirada. Sé que no quiero irme temprano a dormir porque las mejores cosas se hacen a altas horas de la madrugada. Sé que tengo que estudiar, pero no por los demás, sino por mí. Sé que hay mucha gente que cree saber cómo soy, pero se escandalizaría al oír lo que digo cuando suena el timbre que marca el fin de las clases. Sé que hace falta valor para romper con lo establecido y que a veces, yo también tengo miedo. Pero sé, con total seguridad, que ese miedo no me frena, solo me desafía y yo, como buena orgullosa que soy, acepto. Por eso sé que la mayoría vivimos detrás de una imagen que nosotros mismos hemos creado, pero sé también que esa imagen no es más que un maquillaje que te quitas al llegar a casa. Y tengo que decir, sinceramente, que eso no es ser falsa; pero pueden decirlo tantas veces como quieran, si al menos me importara...

martes, 10 de enero de 2012

Para terminar... esto va a empezar

Creo que no he escrito nada porque simplemente, tenía miedo. Año  nuevo... ¿año nuevo qué? Año nuevo ya pasado, año nuevo haciéndose viejo.
He estado pensando en todas las cosas que me propuse hacer el año pasado, en todos los deseos que pedí y en cómo los encontré escritos en una lista y ahora me parecen una tontería. He estado pensando también en que este año seré un poco más vieja, y no quiero dedicarme otro año a “pensar”. No quiero darle tantas vueltas a la cabeza, porque sé que tú también lo haces y... seamos sinceros, no nos sienta bien. He pensado que si no pienso tanto, no haré tantas estupideces, pero también muchas cosas quedarán por hacer. He estado pensando en cómo hace algo más de medio año estaba loca por un chico, cómo hablaba de él, cómo lo pasaba mal y cómo sigo igual, pero sin pasarlo mal (creo que ha eso lo llaman ¿madurar? Para nada, se llama aprender). He pensando también en que en ese sentido, algo he cambiado, he dejado de ser tan “insiste”, por decirlo de alguna forma, para ser más “pasiva” (entre comillas porque no es así exactamente, pero algo parecido). Vale, era insistente, era pesada, pero por lo menos era algo; podría decir que ahora soy más... ¿libre? No, ahora intento dejar más libertad a los demás, más que nada cuando quiero hablar o estar con esa persona. Ahora digamos que no actúo, que me jodo a mí misma un poco más, pero que también estoy más... ¿feliz? Vale, antes era feliz, ahora soy feliz y no tengo ni idea de por qué dudo de todo lo que he sido/soy.
Por eso, después de tanto pensar lo que quería escribir por primera vez en este año, he llegado a una conclusión. Escriba lo que escriba, diga lo que diga, el día que quiera volver a leerlo pensaré que leo las palabras de una extraña, así que al menos quiero leer lo que soy o lo que creo ser; porque resumiendo, soy dudas. Soy dudas en todo, en los estudios, en la familia, en las relaciones con los amigos, en cualquier cosa que se me ocurra, soy dudas. Así que bueno, termino diciendo que aquellos que también sean dudas, porque no puedo ser la única persona que no sabe ni qué es, pues seguid dudando. Dudar es divertido, dudar nos hace sentir mal a veces, pero dudar nos hace aprender, fallar, acertar, negar, aceptar, reír y llorar... sobretodo reír, reírnos de nosotros mismos. Somos dudas, es verdad, pero nos divertimos.