Sólo siguiendo el ritmo de las nubes llegarás a alguna parte

jueves, 29 de septiembre de 2011

Rectificar es de sabios, asumir las consecuencias de tus actos y palabras... no sé si es de sabios, pero hay que hacerlo sin rectificar

Sé que eso de ser una buena amiga nunca se me ha dado bien, que soy la típica "buena chica" que cuando te das la espalda te defrauda, la que se equivoca constantemente y a la que casi siempre le pierde su orgullo. Soy esa que es conocida en toda la clase por su indecisión, la que cuando intenta ser sincera, la caga. Soy la que dice que no llora pero lo hace en las cuatro paredes de su habitación, la que sonríe cuando está  jodida y la que cuando está bien se distrae con cualquier cosa. Tengo miles de defectos, igual más que virtudes, no los he contado. ¿Mi mayor defecto? No lo sé; la mayor virtud, tampoco. A veces soy buena, otras veces soy mala, a veces miento y otras digo la verdad. Lo que seguro que hago siempre, es meter la pata, pero si no sé como arreglarlo o mis excusas son demasiado fantasiosas para ti, entonces me callo y sigo hacia delante. Porque me equivoco, pero no voy a pedir perdón por cada fallo que cometo.

Ya no sé si la vida le da a cada uno lo que se merece, pero nos da algo a cada uno de nosotros... algo es algo

Estoy HARTA de victimismos, de verdad, parad ya.
Que sí, que la vida es muy dura y que levantarse cada mañana cuesta mucho. Es verdad, a mí también me cuesta levantarme (más que nada porque madrugo) y también pienso que la vida a veces es dura, pero coño, es que me jode demasiado. Me jode que la gente se crea que su vida es la única imperfecta... a ver, que por mucho que te quejes, los problemas van a seguir ahí y van a aparecer más. Pero la vida no va a por ti, la vida no es una persona a la que le robaste algo hace tanto tiempo que no te acuerdas y ahora quiere venganza. La vida es simplemente lo que pasa, y que si te da palos y no eres capaz de esquivarlos, tienes dos opciones: o te quedas parado esperando tener más marcas de los golpes; o te defiendes... si te defiendes la vida también se defiende y la batalla es dura, pero creo que merece la pena luchar de vez en cuando.
Otra vez, que yo entiendo que a veces todos estamos jodidos, porque el otoño a veces es deprimente, es cierto, y que a veces todos nos sentimos los únicos seres que sufren en el planeta y creemos que nuestros problemas valen más que los ajenos. Pero tengo que decir que las personas que os escuchen y os abracen no son mejores amigos que los que dicen la verdad clara, porque la verdad duele y si duele, es que ya no son amigos... pues no, porque a la larga (y a la mitad... incluso a veces "a la corta") la verdad dolorosa es mejor que cualquier abrazo.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Si tuviera que dar una palmada por cada momento que me acuerdo de ti, me pasaría la vida aplaudiendo

Hoy, ahora mismo, justo ahora, quiero agradecerte que seas tú.
Quiero agradecerte que seas tú quien me hace sonreír demasiadas horas al día (¿alguna vez son demasiadas?), que seas tú el único capaz de hacerme reír mientras estoy enfadada, el único capaz de hacerme incapaz de ser seria. El que hace que pase noches en vela, el que hace que tantas canciones tengan sentido, el que consigue que esté roja el 98% de los momentos que está a mi lado. Quiero agradecerte eso, ser tú, porque sé que si hubiera sido cualquier otro, los momentos buenos serían la mitad de buenos y los malos, el doble de malos. Así que no sé... hoy, mañana, pasado, siempre que lo niegue, que lo dudes o cuando olvide decirlo: gracias.

martes, 27 de septiembre de 2011

Me gusta no tener un careta para cada día, para cada momento, para cada función

¿Sabes qué? Me da igual. Me da igual no ser una modelo, no tener ni un simple parecido a la chica tan guapa que anuncia la última colonia del diseñador más famoso en la tele, me da igual no tener la ropa de las revistas. No me importa no tener un pelo tan bonito como el de los anuncios de Pantene, ni que mi sonrisa no se parezca a la de los anuncios de dentífricos.
Porque ¿sabes lo que de verdad me importa? Que nadie tiene que pagar por ver como sonrío, porque mi sonrisa es más auténtica que la de todas las modelos juntas y risa es más contagiosa que la de todas ellas. Porque yo también me divierto viendo las extravagancias que cuestan demasiado dinero y llevan algunas chicas por la calle creyéndose que un fotógrafo las verá y descubrirá su talento oculto (o no tan oculto) como actriz de Hollywood.
Que sí, que soñar es muy bonito y quitarle los sueños a los demás muy feo. Pero es que de verdad, estoy harta de ver como tantas y tantas chicas sueñan con alcanzar la fama. ¿De verdad importa tanto? ¡Noooooo! Pero claro, seguir a lo vuestro, que yo seguiré a lo mío.
Me da igual, me da igual, me da igual. Me da igual no ser rica, no ser preciosa, no firmar autógrafos a la salida de los centros comerciales. Porque yo puedo salir a la calle sin peinarme y sólo me mirarán raro mis amigos. Puedo ir con zapatillas de deporte dos días seguidos sin que nadie me diga nada. Puedo ir sin tacones, sin maquillaje, sin la manicura perfectamente hecha y sin las pestañas-postizas-veinticuatro-horas. A mí me gusta, me gusta mi pelo que a veces es más encrespado que otra cosa, me gustan mis uñas cuando sólo les queda un círculo en medio de esmalte, me gustan mis zapatos planos, me gusta no tener que andar con cuidado de no mancharme, me gusta mi cara lavada, me gusta sonreír cuando quiero y cuando no, pues no sonrío. Me gusta ser yo, me gusta no tener que quitarme capas de mi misma al llegar a casa.

¿Sabes lo que se siente cuando has soñado hacer algo y al despertarte te das cuenta de que lo has hecho de verdad? Eso siento yo ahora mismo

Hoy voy a ser breve brevísima porque no tengo tiempo, pero quiero dejar constancia de algo que no me parece normal:

Hace dos semanas decidí que me quería dejar crecer el pelo bastante más de lo que lo tengo... bien, pues ayer llamé a la peluquería y finales de semana voy a cortármelo.

Eso es todo, yo tampoco entiendo por qué.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Sacar los recuerdos de la cabeza, meterlos en cajas y cerrarlas bien cerradas

Me acuerdo que el otro día al escribir las cosas que no hago, dije que tenía los libros del curso pasado todavía por ahí. Bien, pues al decidir ordenarlos me he dado cuenta de que hay otro motivo por el que estaban ahí, no sólo por haber cambiado mis hábitos... ODIO METER COSAS EN CAJAS. Me hace sentir vacía, es como si  estuviera empaquetando un año entero de mi vida. Miro los libros y pienso "igual este lo necesito para tal cosa", " igual este otro me ayuda en esta otra asignatura" ó "a este cuaderno le sobran muchas hojas, lo voy a dejar". ¡Pero es que tengo cuadernos porque "les sobran hojas" desde hace cuatro años! En fin, odio guardarlo todo, sé que no lo voy a necesitar más, pero me da una pena tremenda, porque me traen muchísimos recuerdos... pero no se puede guardar todo, así que ahora me toca seguir llenando cajas con trocitos de mi vida para probablemente no volver a abrirlas más.

He aprendido que lo que hoy te hace bien, mañana te puede hacer mal... y viceversa


Me da igual lo que la gente diga, lo que la gente piense. Que si yo quiero agarrarme a una persona que sé que me va a dejar tirada, me agarro, y aunque sepa que es un capullo que tiene un corazón demasiado pequeño y aunque sepa que apenas le importo, si quiero seguir a su lado, sigo. Y que digan lo que quieran, que intenten abrirme los ojos. ¡Pero que yo ya lo sé! Sé como son las cosas, pero me da igual. Porque no creas que soy tonta, lo he pensado mucho y me he dado cuenta de que si no me hace de verdad daño, no me voy a olvidar de él. Por eso prefiero ignorar a toda esa gente que por mi bien dicen que ese chico me hace mal. Pero... espera, ¿he dicho que no soy tonta? Sí, sí que lo soy, porque por un momento pensé que había entrado en ese pequeño corazón de piedra... pero no. Y aunque me costó, abrí los ojos y me di cuenta de que no hablándole no le voy a olvidar, porque no tengo tanta fuerza de voluntad como para pasar de él eternamente. Es por eso, que prefiero que me haga todo el daño que sea necesario hasta que mi corazón deje de pensar y vuelva a dejarle mandar a la cabeza. ¿Me gusta el dolor? No, pero prefiero un dolor rápido y profundo, que no leve y lento.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Encerrar en una caja todo lo que siento, tirar la llave al mar y buscarla debajo de mi cama

Esta mañana he estado pensando en las cosas que no hago. En esas cosas que desde que él apareció en mi vida he dejado de hacer. Cosas absurdas como limpiar mi habitación, ordenador los zapatos o meter las horquillas en sus paquetitos. Son tonterías, sí, pero si en vez de meter las dichosas horquillas en los paquetes, las dejas en una caja sueltas, es muy difícil encontrar más de una del mismo color cuando tienes prisa. Bueno, entonces me levanté y me puse a mirar mi cuarto. Todavía no he guardado en cajas los libros del curso pasado, ni he hecho los deberes de matemáticas que mandaron hace tres días. Ya no guardo cada cd en su caja, ahora están casi todas las cajas vacías y una montaña de ellos en una estantería. El flexo ha cogido polvo y la agenda ha perdido color. El mp4 apenas tiene canciones, porque cuando estoy enfadada borro las que me recuerdan momentos que he vivido (casi todas).
Lo que quiero decir, es que desde que él entró en mi vida, no se por qué, ha hecho que todo esté desordenado, incluso los pensamiento que pasan por mi cabeza ya no siguen un orden. Mis sentimientos han ido cogiendo polvo día a día, igual que los libros y las cosas que antes me parecían importantes. ¿Es hora de coger un trapo y limpiar? Seguramente no, pero los cds que se han rayado por no guardalos en sus cajas, esos que antes me gustaban, sé que no los voy a poder escuchar más, igual que algunas cosas que antes de eran de cierta forma en mi vida y ya no lo serán más.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Echar un vistazo a la historia de tu vida, sonreír los viernes... y también los lunes


Hay cosas que deberían ser iguales siempre; hay cosas que no deberían cambiar.
La ilusión del día de reyes. La felicidad al tomar a tiempo la última uva en Nochevieja y pensar en el año que está por llegar. Las ganas de gritarle al mundo que empiezan las vacaciones el último día de clase. Ver a un profesor en verano y sacarle la lengua porque no te va a dar más clase. La cara de tonta el primer día de curso al ver que ese profesor sí te dará clase. El abrazo al encontrarte con todos los compañeros. Correr hacia los amigos de verano después de un año sin verles. Las llamadas a horas "inadecuadas". Hablar con esa persona hasta la madrugada sin importar que te tengas que levantar pronto al día siguiente. Tirarte en la cama con mochila incluida al llegar a casa un viernes. El olor de los libros nuevos. El primer día que te pones pantalón corto de todo el verano. Sonreír cuando andas sola por la calle, darte cuenta y no poder evitar reír. Cantar involuntariamente en la ducha. Hacerte la cena y que esté deliciosa. Encontrarte por casualidad con un amigo por la calle. El cosquilleo en la tripa, las sonrisas tímidas, bajar la mirada y ponerte roja como un tomate al verle a él y solamente a él. Tirarte de golpe a la piscina en el primer baño de todo el verano. Entenderos con la mirada. Que después de mirar a una amiga de esa forma, ella te contesté exactamente a lo que le querías preguntar mientras la mirabas. Encontrar un dibujo de cuando eras pequeño. Mirar la agenda de años anteriores, darte cuenta de que marcaste algunos días y no te acuerdas por qué; sonreír porque sigues marcando días importantes que dentro de un par de años no recordarás. Tener una palabra en la punta de la lengua, acordarte horas más tarde y gritarla en media de clase de la emoción. Cambiar el fondo del ordenador. Perder el móvil, llamarte a ti misma y que salga el buzón de voz (sí, me pasa mucho). Ponerte roja al recordar cómo eras con un chico que te gustaba hace años, las tonterías que decías cuando estaba cerca y las indirectas que eran tan indirectas que nunca se enteró. Sonreír al darte cuenta de que ese chico es ahora uno de tus mejores amigos. Que llamen a la puerta de casa y grites "¡Que ya vaaaaaaaaaaaaa!", abrir y ver que es un vecino. Pensar que puedo hacer una lista eterna de cosas que no deberían cambiar nunca. Acordarte de mil momentos importantes en tu vida, y del mil y un momentos que pasaste vergüenza y hoy día te hacen sonreír en los peores momentos. Esa persona que con una sola palabra hace que tu peor día se convierta en uno de los mejores. La sonrisa permanente en la cara al hablar con él. No querer tirar la colección de peluches, barbies y otros juguetes. Tener ropa de cuando eras pequeña en el armario.
Pequeñas cosas que hacen momentos normales en momentos únicos e inolvidables. Pequeñas cosas que deberían permanecer para siempre invariables. Pequeñas cosas que espero nunca dejen de hacerme sonreír.

martes, 20 de septiembre de 2011

Que sí, que más alto o más bajo, pero al final todos tenemos un precio

Bueno, digamos que el otro día me aburría y me hice una cuenta de Youtube, así que hoy he subido mi primer vídeo... TATATACHÁAAAN. En realidad es un vídeo de música al que yo le he puesto las imágenes y la letra. Y como no tiene visitas, ni nadie lo ha visto, ni nada de nada y me ha costado lo suyo, pues lo pongo aquí para darme un poco de publicidad y ver si al menos el rato que he tardado sirve para que alguien lo vea (gustos musicales aparte). Y si nadie lo quiere ver, pues no importa porque la verdad es que he aprendido a usar bastante mejor un programa y eso que me llevo.


Y quiero decir que como primer vídeo (o último también, quién sabe) he elegido esta canción de Maná porque primero se poquísimo inglés, así que tenía que ser en español, y además porque he estado unos días siendo realmente adicta a esta canción entonces no me ha importado tener que escucharla tantas veces para conseguir que encajaran voz y letra. Además, quiero decir que me parece una letra muy bonita y no sé, al menos a mí me ha llegado.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Locura estacional: cuando el cielo llora, yo sonrío

He estado pensando si alguna vez voy a ser más feliz de lo que lo soy ahora. Me gustan mis amigos, me gusta mi familia, me gusta la ciudad en la que vivo... y vale, creo que eso le gusta a casi todo el mundo, es verdad. Pero también me gusta lo que estudio, no estudiar, pero sí ir a clase y todo eso. No me gusta levantarme pronto y pasar horas y horas sentada en una silla, pero me gustan los descansos entre clase y clase, correr porque llego tarde, sentir el aire frío de la mañana en la cara, salir a todo correr cuando acaban las clases, y en parte también me gustan algunas clases.
Se supone que ahora debería llegar la época depresiva, porque empieza el mal tiempo (ahora mismo llueve) y se han acabado las vacaciones de verano y todo eso. Pero no sé, yo estoy bien, estoy muy bien y sé que una parte de mí debería estar echando de menos el verano, pero no es así. Me encanta el verano, las vacaciones, el buen tiempo, levantarme tarde y dormir más tarde todavía, salir a todas horas y ver sitios nuevos. Pero por algún extraño motivo ahora mismo me gusta lo que hago, me gusta mucho más que las vacaciones de verano.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Cuando tú sonrías, yo sonreiré; y cuando pierdas la sonrisa, te daré la mía

¿Qué te voy a decir? Que si me dan una tiza, lo primero que dibujo es un corazón. Que si pienso en ti, lo primero es la sonrisa, esa que sale involuntariamente. Que si me acuerdo de nuestras conversaciones, me río aunque nadie más me entienda. Que si te pierdo... no sé cual sería mi primera reacción, pero supongo que me quedaría muda durante unos instantes. Que si veo un número, seguramente me recuerde a ti por algo. Y que si alguien usa las mismas palabras que tú, te recuerdo. Que sí, que no estás a mi lado ahora mismo, ni lo estás durante demasiadas horas, pero lo que quiero decir es que la más mínima cosa hace que te recuerde; por eso quiero que tengas claro que no me olvido de las cosas, que no me olvido de casi nada... y que si necesitas una sonrisa en cualquier momento, yo tengo una a casi todas horas para que me la copies.

Saltar en un puente colgante mientras miras hacia abajo

Salta, ríe, canta, baila, llora... HAZLO, arriésgate.
Arriesgarse, me parece que es un verbo que implica demasiadas cosas, pero lo más importante es (como no) el riesgo. A veces nos arriesgamos cuando sabemos que no vamos a ganar nada y podemos perderlo todo, y otras veces cuando la recompensa es mayor que la posible pérdida. Al menos yo, prefiero arriesgarme a perder todo lo que tengo antes que arriesgarme a arrepentirme de no haber aprovechado todas las oportunidades que una a una pasaron delante mío. Porque no quiero rechazar ninguna posibilidad por el miedo a perder, no quiero arrepentirme, no quiero mirar atrás y pensar "¿y si...?". No, vive con riesgo, vive con las cosas grandes de la vida y sobre todo las pequeñas, vive el momento y no dejes de vivir en un riesgo permanente.

martes, 13 de septiembre de 2011

Juzgar para después ser juzgado, escuchar para ser escuchado y ponerse en el lugar de los demás para que ellos se pongan en el tuyo

Últimamente no escribo, no sé que escribir. Sólo escribo lo que siento, porque siento lo que escribo. ¿Es que he dejado de sentir? Tal vez. Quizás ahora sea una persona insensible que no tiene corazón, o quizás sea una persona incapaz de expresar lo que siente... no lo sé. Pero sé que mientras no sienta, no escribiré, porque bastante difícil me parece intentar explicar lo que siento, como para intentar explicar algo que no siento. Porque bueno, es así, yo escribo lo que pasa por mi cabeza, aunque la mayoría de las veces está bajo el control del corazón. Por eso todo lo que intento explicar es lo que me ha pasado, lo que he sentido en algún momento y en cierto modo, vuelvo a sentir mientras lo intento plasmar en una pantalla de ordenador.
Que sí, que a veces intento hablar de amor y estoy a mil kilómetros de distancia de saber lo que es el amor, pero soy bastante empática. Me pongo muy bien en la piel de los demás, creo que demasiado bien, y por eso a veces los sentimientos ajenos se convierten en propios. Eso a veces es un incoveniente, es verdad, porque veo algo triste y me entristece, leo algo alegre y me da fuerzas, por eso no me gusta juzgar a la gente, porque creo que si estuviera en su lugar no me gustaría que lo hicieran. Es por eso que me cuesta tanto hacer daño (aunque a veces alguien lo merezca), se me pasa muy rápido esa fuerza que a veces uno tiene dentro y le da valor para poner a cada uno en su lugar. Porque yo creo que no soy nadie para poner a nadie en su lugar, eso es cosa del tiempo.
Es muy difícil de explicar lo que pasa dentro de cada uno de nosotros. Me parece que es algo tan complejo que por mucho que se intente explicar, no se puede... y todavía es más difícil intentar entender lo que otro siente, porque algunas personas (me incluyo) ni entienden todo lo que sienten ellos mismos. Y mientras escribo sigo con mi bipolaridad de siempre (porque si hay algo que me caracteriza es tener dos opiniones opuestas frente a lo mismo). Y mientras escribo (o lo intento), siento.
Y como acabo de decir, cambio muy rápido de opinión: he empezado diciendo que ya no siento, y termino diciendo que ahora sí siento. Lo que creo, es que una parte de mis sentimientos se han congelado, se han paralizado en un momento determinado mientras el resto seguían y siguen en continuo movimiento. Así

jueves, 8 de septiembre de 2011

La distancia y el olvido son hermanos, pero no van cogidos de la mano

- ¿Alguna has sentido que estás solo?
+ Todos nos sentimos solos de vez en cuando, pero entonces alguien entra en tu habitación, o te llama por teléfono, o te cruzas por la calle con una persona que conoces y te das cuenta de que no estás solo.
- Hablo de sentirse solo de verdad. Pensar que si ahora mismo un meteorito cayera en tu casa y sólo te afectara a ti, nadie se daría cuenta de que ya no estás, ni nadie te echaría en falta.
+ No seas tonta. Aunque un meteorito cayera sobre tu casa, aunque me diera un golpe en la cabeza y olvidara mi nombre, aunque te fueras y no viera nunca más en la vida, yo no nunca me olvidaría de ti.
- ¿Estás seguro?
+ Si no he sido capaz de sacarte de mi cabeza desde el día que te conocí, estoy seguro de que nada que pase jamás va a hacer que no te eche de menos cada segundo que no pases a mi lado.

Vuelta a la rutina, a estudiar, a perder el tiempo; vuelta a ver a los amigos y a los no tan amigos

Me encanta volver a las clases y ver otra vez a esa gente que conozco hace tanto. Me gusta casi tanto como saludarles y que en vez de preguntarme qué tal el verano su primera pregunta sea: ¿y tú qué quieres ser de mayor?
Primera cuestión, todo (y cuando digo todo es todo) el mundo sabe que NUNCA voy a tener respuesta para esa pregunta, que igual que hace tres meses e igual que dentro de otro tres meses o un año voy a contestar "no lo sé". Vaaaale, me parece genial que la gente lo tenga todo claro y tenga su sueño (que lo siento, pero no todos lo cumplirán), pero que me dejen a mí en mi puta ignorancia, que soy feliz sin saber cual es mi vocación y aunque lo supiera me seguiría jodiendo igual madrugar y estudiar ¿sí?
Y segunda y última cuestión. Joder, no somos críos, no tenemos ni cinco, ni trece para que me pregunten qué "quiero ser de mayor". Sí, puede que yo sea la persona más inmadura del mundo, que esté loca y a veces me comporte como si fuera más pequeña de lo que soy, pero eso no significa que no pueda quejarme de los demás. A veces soy o me porto de forma infantil, es verdad, pero por lo menos no lo soy el 100% del tiempo de mi vida y estoy orgullosa de eso.
Porque me estresa y me cabrea ver como cada día más y máaaas hay mil ocasiones más para decir "por el interés te quiero, Andrés"... Y la lástima es que nadie se de por aludido/a, porque de verdad que a algunas personas (a mí la primera también, lo sé) les hace falta crecer un poco.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Los buenos no son tan buenos, ni los malos tan malos... porque a todos nos cambia corazón

Yo soy especialista en eso de creer que lo que me hace daño es culpa mía. Que si alguien me contesta mal o me dice cualquier cosa mala, es porque yo he hecho algo para que esa persona piense así o diga lo que dice. Es una estupidez, porque nadie le puede caer bien a todo el mundo, como nadie puede ser odiado por todos. Por mucho que nos esforcemos, siempre habrá alguien dispuesto a decir algo malo de nosotros. Y bueno, yo creo que en cuanto mejor persona eres, los que son "malas personas" peor te tratan. No sé por qué, pero en cuanta más gente te quiere, más gente te odia. Es ley de vida, pero a nadie le gusta.
Supongo que tengo que aceptar que a veces la gente se equivoca y que a veces llevan razón. Que cuando me dicen algo malo puede ser culpa mía, o no. Que yo no puedo intentar arreglar el mundo, ni siquiera puedo arreglar mi mundo, pero puedo dar mi pequeño granito de arena. ¿Sabes? Creo que es miedo, otra vez, como no, casi siempre la respuesta a cualquier pregunta es miedo. Tenemos miedo de que si alguien piensa mal, el resto también pueda hacerlo. Es miedo a la soledad, a perder lo que cada uno tiene. Pero yo creo que no podemos ocultar como somos, no podemos ocultar nuestros defectos, porque en algún momento saldrán a la luz y es mejor ir de frente, con lo bueno y sobre todo con lo malo. Vale, sí, habrá gente que te odie, gente que no te aguante, gente que te critique a la cara y sobre todo por las espaldas, habrá gente que se ría de ti y gente que no quiera saber nada, gente que se burle de cómo eres, que no te acepte, que te intente alejar de otras personas que te importan... mucha gente que te hará daño y mucha más gente que lo intentará pero no podrá. Pero a fin de cuentas, aguantar a todas esas personas que irán pasando por tu vida no es tan difícil cuando tienes aunque sólo sea unas poquitas que te quieren, que te aceptan, que te dicen las cosas a la cara (aunque sean malas), que se preocupan por ti, que sonríen al verte y al recordarte cuando no pueden estar contigo, que te apoyarán en las decisiones más difíciles de tu vida, que te darán la mano para levantarte cada vez que te caigas, porque todos tropezamos y nos caemos... pero lo mejor es que siempre habrá alguien que por muy fuerte que sea el golpe, nos ayude a levantar, tarde el tiempo que tarde en hacerlo.

¿Nos gusta sufrir o simplemente nos hemos acostumbrado al dolor?

Nos gusta lo imposible, lo que duele, lo que hace daño, lo que nos hace sufrir. O tal vez no nos guste, pero por algún extraño motivo cuando algo nos hace mal, repetimos una y otra vez con lo mismo. Será que nos gusta sufrir o quizás que somos idiotas sin remedio... no lo sé.
Nos gusta lo que no podemos tener, lo inalcanzable, lo que tuvimos pero hemos perdido, lo difícil, lo que cuesta... Pero también nos rendimos, somos cobardes, tenemos miedo y a veces ese miedo puede con nosotros, pero otras veces ese miedo nos hace todavía peores. Nos hace aferrarnos con más fuerza a todo eso que nos hace daño. Porque sí, nos hace daño, pero no sabemos si nos vamos a encontrar algo peor o si nos corresponde algo mejor. Nadie merece sufrir, cierto, pero igual que no queremos causar sufrimiento al resto del mundo, nos hacemos daño a nosotros mismos. Es un juego de tontos causarnos daño a nosotros mismos, pero todos hemos jugado alguna vez.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Dime que nuestra historia en realidad nunca fue una historia

- Vale, ya está, se acabó el juego. ¿Puedes hablar claro de una vez? ¡No! No puedes. Pues yo lo haré por ti. Dime que no me quieres, que nunca me has querido; que en tu vida no soy nada, que soy menos que eso. Dime que cuando me miras no recuerdas ni un sólo momento de felicidad, que no te sale una sonrisa, por pequeña que sea cuando me ves. Dime que nunca hubo nada, que fue sólo mi imaginación, que me lo inventé todo. Dime que no ha acabado, porque nunca empezó nada, pero que si tuviera que acabar, justo ahora sería el momento. Dime que jugabas a un juego, que te divertías mintiendo, que lo hacías solamente por probar. Venga, dímelo y te prometo que de ahora en adelante haré todo lo que pueda para olvidarte.
+ No puedo hacerlo.
- Te pido una cosa y está bien, no tengo derecho a pedirte nada, pero me importa bien poco, porque te lo voy a pedir igual. Dime que me quieres o dime que todo lo de antes es cierto, porque no puedo más. No aguanto más que seas un puto indeciso, que un día todo vaya bien al día siguiente sea un cero a la izquiera. No puedo soportar más callarme las cosas, que menosprecies mis sentimientos y que juegues conmigo. Así que adelante... ¿todo era verdad o sólo era un puto juego para ti?

sábado, 3 de septiembre de 2011

¿Por qué sigues si te hace daño? ¿Por qué te gusta si duele?

Que sí, que el amor es muy bonito. Y que también es una mierda. Porque está muy bien cuando te enamoras y sientes mariposas en el estómago, y cuentas los segundos que faltan para poder verle, oírle, tocarle, hablar con él. Pero el amor se gasta, se acaba, se termina y duele. Porque cada vez que una persona se enamora piensa "muy bien, esta vez es la definitva, adelante, va a ser para siempre, es el chico adecuado"... ¡pero no! No es ni la persona, ni el sitio, ni el momento ni nada de nada adecuado.
Y antes de todo eso, cuando no sabes lo que sientes y le das mil vueltas a cada frase, a cada palabra y cada pensamiento que pasa por tu cabeza. Porque señoras y señores, el amor hace daño, pero como nada es para siempre, el dolor también. Y como tarde o temprano se olvida a un amor no correspondido, también se olvida a uno que sí lo es. Ama, olvida, ama y olvida, ama y olvida... porque el ser humano es el único animal que tropieza más de una vez con la misma piedra.

Y un día dices basta, pero todo dice sigue y no hay forma de parar, pero tampoco de continuar

Hablar por hablar, palabras que no dicen nada y otras que dejan demasiado a la imaginación. A todos nos gusta una pequeña dosis de misterio en la vida, pero la oscuridad nos asusta como a niños pequeños. Sigo pensando en el miedo y en la vida, y en la vida con miedo y en el miedo a la vida, y en la frialdad con la que hablo de todos ellos y en la frialdad con la que a veces gobiernan nuestras vidas.
Y digo basta y digo vale, se acabó, pero todo sigue dando vueltas y cada vez gira más deprisa y no hay forma de echar el freno si no te atreves a moverte... porque si no alcanzas tú el freno, nadie lo hará por ti, porque todos quieren que gires cada vez más deprisa, hasta que te marees y ya no veas lo que hay a tu alrededor. Porque eso es lo que pasa cuando no eres valiente, que pierdes la noción del tiempo y del espacio. Y como dice la física, el tiempo y el espacio se relacionan con la velocidad. O sea que en cuando más rápido menos consciente de todo eres, ¿y si no eres consciente como lo paras? Pues con palabras, pero de las de verdad, de las que llevan mucho sentimiento y un poquito de mensaje oculto detrás, porque al fin y al cabo, para vivir hay que aprender a leer entre líneas.

El miedo hoy por hoy es el mayor enemigo para vivirlo todo

Crezcamos. Ha llegado la hora de dejar de ser una niña, no quiero serlo más, al menos no esta noche. Tengo miedo, pero el miedo nos hace prudentes, y la prudencia cobardes, y la cobardía nos impide vivir al 100%.
Bien, hoy no más, hoy no soy la niña que miraba por debajo del hombro, hoy soy la chica que está a tu altura... y si se esmera, un paso más arriba. Ya no soy la chica que tiene miedo a hacerlo todo, hoy soy la que tiene miedo de todo lo que no le va a dar tiempo a vivir. Porque sólo voy a decir una cosa, cuando tenga treinta años y mire atrás probablemente no habré cumplido ni una décima parte de lo que me propuse, pero si ese día soy capaz de mirar atrás sin temor a los recuerdos, cualquier otro objetivo será un cero a la izquierda. Sí, tal vez me porte como una niña, pero no pienso como tal... tal vez parezca lejos, me cuando parpadees estaré más cerca de ti de lo que crees.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Lo único que he sabido escribir estas dos semanas


He estado pensando en todo lo que dije de volver a yo misma y ser la de antes y todo eso... pero la de antes no es mi actual "yo", sino que ahora soy distinta y vale, me gustaría cambiar ciertas cosas, pero no quiero volver a ser la de antes. Eso significaría renunciar a todo lo que he vivido desde unos meses atrás hasta ahora, renunciar a todo lo que he vivido y aprendido. Y sin duda alguna, no pienso renunciar al sufrimiento (más que sufrimiento, los dolores de cabeza por pensar tanto), porque bastantes lágrimas he derramado (quizás no tantas) como para renegar de ellas y de lo que he aprendido gracias a los minutos pensando mientras todos dormían.
Simplemente, no quiero ser la de antes, quiero avanzar rápidamente para enmendar algunos de los cambios que me hicieron ser de una forma que en una pequeña parte, ahora no quiero ser.