Sólo siguiendo el ritmo de las nubes llegarás a alguna parte

jueves, 24 de noviembre de 2011

La verdad escondida entre cuatro paredes que llaman a voces a la mentira

¿Qué pasa si ya no sé por dónde coger tus historias? Si hace tiempo que la verdad dejó de ser cierta y las mentiras parecen cada vez más sinceras. Me gustan, las mentiras no duelen, no hacen daño, lo recubren todo con una fina capa de sensibilidad, de intentar hacer sentir mejor a los demás. Las verdades duelen, son profundas y sinceras, hieren hasta el fondo, arrancan los mejores recuerdos y se llevan los besos más dulces. Le quitan el sentido a lo vivido y hacen que empieces a dudar de todo lo que hizo tu vida maravillosa. Las verdades... las verdades son cobardes; las mentiras también, pero de otra forma. Mentir es no tener valor para hacer el daño de un tirón, ser demasiado cobarde para robar sonrisas de la cara. La verdad es cobardía, miedo a sentirse culpable si no se dice. La verdad nos quema la boca y si la sueltas es como una llamarada en toda la cara de quien tienes delante, pero ya no te quema a ti. La verdad es el camino fácil y difícil, hacen falta valor y cobardía combinados. Para decir la verdad sin egoísmos, sin segundas intenciones, sin inmutarse, lo que más hace falta es mucho cinismo.

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