Sólo siguiendo el ritmo de las nubes llegarás a alguna parte

lunes, 3 de octubre de 2011

Que el primer pensamiento que cruce tu mente al despertar te haga sonreír y te entres ganas de empezar el día por muy largo que sea

Todos admiramos un poco a esas personas que nos dan o nos dieron la vida. No sólo hablo de los padres, si no también de esas personas que nos hacen sonreír con tonterías día a día, que nos pellizcan cuando estamos soñando demasiado y que nos abrazan cada solitario 14 de febrero. Amigos, incluso a veces simples conocidos, que en algún momento nos dieron una pequeña parte de su vida, porque nosotros la necesitábamos más que nadie entonces. Igual ya  no están, igual están de viaje, igual nunca volverán, igual están aquí ahora, o igual desearían estarlo aunque no lo sepamos. Esa ex-amiga a la que es mejor no ponerle adjetivos, que te falló y te hizo daño, pero que también te saco sonrisas entre clase y clase. Ese chico que querías y ahora detestas (o quieres hacerlo) que también te hizo daño, bastante, quizás demasiado, pero que en algún momento hizo latir tu corazón más rápido que la velocidad de la luz. No sé... esa gente que nos abandonó y nos hizo sufrir, porque a ellos también les debemos una pequeña parte de vida si en algún momento hicieron algo bueno por nosotros. Porque estoy segura de que yo no recuerdo a todas las personas a las que le debo un poquito de vida, pero esa parte que me dieron, hoy día la reparto entre otras personas que lo necesitan más que yo. La vida que te dieron, la que tienes, hay que seguir repartiéndola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario